Milonga II

27 de agosto de 2010
Hay noches que no prometen nada, son como el relleno de una historia. Pero aun sabiendo que nada deslumbrante va a suceder, me adentro en ella.

Es martes, nuevamente. Voy al encuentro de la danza. Nada más.

Hay quienes insisten en poner algo más en esa extraña fascinación de subirse a los tacos y volar, pero puedo jurar que no hay nada más, ni nada menos, que la danza y sus detalles.

La noche seguía como una historia sin desenlace ni protagonistas. Una vez más regreso a casa luego de meditar en movimiento entre abrazo y abrazo. Sola, en silencio, y levemente fascinada por la magia...

Milonga I

18 de agosto de 2010
Llego a un nuevo lugar con una mezcla de incertidumbre y expectativa. Pregunto al chico de la puerta si hoy hay milonga, sólo para estar segura. Me responde "hasta las 3 de la mañana". Es martes, pero Buenos Aires no duerme.

Entro con cuidado, camino despacio para tener tiempo de observar la escena, y elegir el mejor lugar donde sentarme. Cambio mis botas de invierno por mis zapatos de ensueño, sandalias con taco infinito y piel de reptil. Pido una copa de vino y espero.

Se acerca alguien y me invita a bailar. Me entrego al abrazo en un juego de compartir mi eje y volver a él. Dialogamos con los pies y con los cuerpos. Experimento una vez más el placer de disponer y dejarme llevar.

Entre tango y tango salen palabras, la mayoría banales, como de costumbre. Pero con una voz de otros lugares, mi compañero de tanda me revela: "Cuando viajas, lo que creías fijo no lo es, casa, amigos, trabajo, familia. Entonces, te das cuenta que lo único fijo sos vos. Si te querés conocer, tenés que viajar..."

El silencio duró hasta el próximo tango, volvimos al abrazo y a flotar sobre el piso del lugar. Al terminar nos saludamos cordialmente.

Será..?

Domingo

15 de agosto de 2010
El silencio se adueñó de mis días. La tranquilidad antes de la tormenta.

El vértigo que crece en mi pecho, y la mano que lo calma.

El recordar que el amor no es todo, sólo una maravillosa parte.

Son tiempos donde la ambivalencia va quedando atrás para dar lugar a la certeza... al menos por un tiempo...

Apuesta

10 de agosto de 2010
Nadie puede decir que no hice mi apuesta y jugué. Estoy contenta por eso.

A veces se gana, otras se pierde, y otras veces simplemente el tiempo pasa y la ruleta no para en ningún lugar.

Agujero

9 de agosto de 2010
Sabiendo que sólo la mitad de él es cierto, seco las pocas lágrimas que me caen, por haber pensado que había encontrado algo verdadero.

Y dentro de todo, estoy tranquila, sabiendo que elijo este camino porque puedo amar la verdad y convivir con la mentira.

Y dentro de todo, siento un vacío, sabiendo que por momentos la duda me enfrenta con la pregunta ¿realmente deseas seguir por este camino?

Cada uno sabe, cada uno elije.

Busco

7 de agosto de 2010
Busco algo que intuyo, desde siempre.
Solté mis temores y los dejé sin fundamento. Busco inspiración en otras almas, en otras vidas, en otras camas.

Encuentro vidas que comparten conmigo una historia, aparecen nuevos aromas y colores que me enseñan nuevas cosas.
Aparecen las preguntas, las de siempre y otras nuevas; ¿Hasta dónde? ¿Hasta cuándo?

Suena la canción más hermosa del mundo…
Y no puedo escribir sin pensar en que las palabras que hilo no encuentran sentido para el después.

Trato de acallar las preguntas que taladran mi mente.
Poco a poco se alejan y queda el presente. Vivo por un breve instante la felicidad de existir.

No tardan en aparecer los recuerdos en la cama del juego, y no tardas en aparecer, al instante, como si te hubiera llamado.

Tus palabras hoy parecen miel…

como nunca.

Fantasías II

4 de agosto de 2010
A partir de ese momento el no quedó fuera de discusión. Asentí con la cabeza y metí esa pija desconocida a mi boca. Luego fue otra. Me estaba muriendo de ganas de que alguien me coja, no podía más. Pero tuve que chupar alternadamente las pijas durante un rato, mientras las manos de ya no se quien me recorrían todo el cuerpo. Cuando pasaban por mi concha deseaba que entren, pero nada. Me estaban matando. Creí que podía morir de placer ahí mismo. Necesitaba que me penetren. Empecé a gemir más fuerte y a acelerar la respiración.
- ¿Qué pasa putita? ¡Estás caliente!
- Si, muy caliente – respondo, apenas podía articular palabra – Quiero que me cojan.
- Eso lo decido yo puta no te parece?
Asentí una vez más con la cabeza, y rogaba por dentro que se digne a cojerme, o algo.
- Rogame putita, rogame por pija.
- Cojeme por favor…
- ¿Cómo? No te escuché.
- ¡Cojeme por favor! Cojeme.
Yo hoy no te cojo trola. Hoy veo lo puta que sos. Casi ni se me para la pija por vos hoy.
Una vez más, me sentí humillada y avergonzada, pero la excitación era mayor. Estaba chorreando. En ese momento siento unas manos que me toman por detrás, y un empujón violento. Alguien me empezó a cojer muy fuerte, como perro. Rápido y fuerte. Yo gemía como loca, estaba tan caliente, desesperada por pija, y al fin estaba siendo cojida.
Se me aflojaron los brazos de la calentura, quedé con el culo parado y sentía una enorme pija entrar y salir con una velocidad increíble. Mis gritos estaban descontrolados. Él me puso su mano en la boca y me ordenó que me aguante los gritos, pero no pude hacerlo. De pronto el que estaba a mis espaldas se corrió. Creí que me moría, quería que siga. Él me dijo que si no me podía callar me iba a callar a la fuerza. Me puso su pija en la boca y el otro tipo empezó a cojerme de nuevo, cada vez más fuerte y profundo. Sentí que me rompía.
- Dale un poco vos – le dice él al tercero, que supongo estaba mirando la escena – A ver si se empieza a acostumbrar a una pija que no es la mía la trola.
Siento que sale la pija que estaba adentro mío e inmediatamente entra la otra. En mi boca seguía él, agarrándome de los pelos para que se la chupe como a él le gusta, cojiéndome la boca con su pija.
- Sos una pajera, mirá cómo estás.
Él me seguía humillando, cada vez que me hablaba así su pija se ponía más dura, y yo me mojaba aun más.
- ¿No vas a acabar con otras pijas no putita? ¿Eso lo tenés claro? Te vas a aguantar hasta recibir la mía, si es que hoy te la quiero dar.
La idea de acabar con su pija era lo que más me gustaba, pero la idea de que no me la de pronto me desconcertaba completamente.
Luego de decirme eso me saca su pija de la boca. Y siento que el que estaba atrás mío se corre. Él me empezó a sacudir su pija en la cola, me puse tensa de sólo pensar que me la iba a meter por atrás. No quería.
Los otros dos me ponen sus pijas en la boca, y siento su pija entrar por mi culo de la forma más violenta que nunca, me moría de dolor, gritaba con todas mis fuerzas pero él me sostenía de atrás, y los otros dos de adelante, y tapaban mis gritos con sus pijas.
- Dale puta abrime el culito. Este culo es mío y puedo hacer con él lo que quiera.
Era cierto, pese al dolor y a los gritos dejé que entre y me entregué a su pija. Al rato ya dolía menos, y la calentura cada vez era mayor. No podía pensar en nada, quería leche, quería acabar, quería ser su puta para siempre.
Con sus dedos me tocaba el clítoris, yo estaba cada vez más cerca y sentía que él también. La pija se le hinchaba cada vez más adentro de mi culo. De tanto en tanto me daba unos golpes para que no lo baje, yo me daba cuenta y volvía a pararlo para él.
Las pijas en mi boca estaban también cada vez más hinchadas. Empecé a gemir cada vez más fuerte. Ya no entendía nada, no estaba ahí, no estaba en ningún lado. Mi respiración se aceleraba y se hacía una con la suya. Sentía su mano clavada en mi cintura y la otra tomándome del pelo. Me estaba cojiendo como nunca antes me había cojido jamás. Explotó uno de ellos en mis tetas, sentí el calor de su leche recorrerme, instantáneamente el otro acabó en mi cintura. No pude contenerme más y tuve el orgasmo más fuerte de toda mi vida, justo cuando sentí toda su leche hirviendo dentro de mi culo. Mucha, muy caliente, llenándome por completo. No podía parar de gritarle, irónicamente, en ese momento sólo estábamos nosotros dos, con dos pijas más en el cuarto. Y me sentí más cerca de él que nunca.
Luego de eso quedé desmayada en el piso, sin poder moverme. A los pocos minutos él se acercó a mí y me sacó la venda de los ojos. – Hola putita - me dijo – Bienvenida de regreso.

Fantasías I

3 de agosto de 2010


Él me pidió que me pare y se quedó mirándome, como investigando mi cuerpo, atento a mis gestos y movimientos. Hasta ese momento habíamos estado hablando tranquilos, tomando algo, con el juego de miradas de siempre, pero nada más.
Su mirada me inquietó bastante, era desconocida, desafiante. Con un tono imperativo me pidió que termine el trago. Lo hice, al parecer no tenía opción. Mi respiración se aceleraba cada vez más. Al dejar el vaso en la mesa él se acercó por atrás y me vendó los ojos. Yo no podía moverme. Al sentir cómo él anudaba el pañuelo un calor recorrió todo mi cuerpo, las piernas empezaron a temblarme.
- Al piso putita, en cuatro patas – me dijo.
Obedecí como si hubiera recibido órdenes suyas desde siempre. Todas las dudas se esfumaban de mi mente por la calentura que me hacía sentir su forma de hablar y su presencia. Ya estaba mojada.
Pasó un rato y nada, escuchaba solamente sus pasos por el cuarto. Quería preguntar, moverme, sacarme la venda, o algo… pero sabía que no debía hacerlo. Me quedé en cuatro patas en el piso, sin hacer nada. Pero mi cabeza empezó a funcionar nuevamente.
Suena el timbre.
- ¿Que pasa perrita? Estás temblando… tranquila.
Él se acerca a acariciarme la cabeza. Vuelvo a sentirme un poco mejor, entre excitada y cuidada, tranquila, y con mucha adrenalina a la vez. Escucho sus pasos hacia la puerta.
Cuando se abre escucho otros pasos, no estoy segura si son de una o más personas.
Siento a alguien acercarse, es él, al oído me dice: - Las perras no tienen ropa, cierto? Quiero que te pares, que te desnudes y que vuelvas a tu posición, entendido?
Asentí con la cabeza, como si no tuviera miedo de nada, e hice todo lo que me ordenó. Me paré tratando de que no se note el temblor, me saqué la ropa lentamente y volví a mi posición anterior.
- Levantá ese culo putita, dale. No te hagas la tímida conmigo. Sé que te gusta estar así para mí.
Separé un poco más las rodillas y quebré la cintura, dejando mi culo bien parado. En ese instante sentí una mano en el interior de mis piernas, caliente, grande, no era su mano...
- Portate bien perrita, haceme quedar bien. – Me dijo al oído él mientras otra mano me recorría.
Cuando termina de decirme esto siento otra mano más por la espalda y otra en el cuello. Empecé a darme cuenta de que había mínimamente dos personas más en la habitación.
Me empecé a mojar, a chorrear… Siento su mano en mi concha, me lleva sus dedos mojados a la boca y me dice que esa es la prueba de lo puta que soy. Me ordena que le limpie todos los dedos con mi lengua. Mientras tanto las otras manos me recorrían, cada vez más frenéticamente todo el cuerpo. Empecé a sentir vergüenza por estar tan excitada, con hombres que no conocía, que ni siquiera estaba viendo. Pero la calentura era mayor, y no podía disimularla. Empecé a desear que hagan más, y al parecer el estaba en mi mente.
- Yo sé que querés pija perra, pero todavía no te la merecés. No estás ni cerca. Vas a tener que ganártela. Olés?
Siento el olor de su pija cerca. Me estaba muriendo de calentura y empecé a buscarla con mi boca, desesperada. La quería. La necesitaba.
- Así te quiero ver trola, desesperada por mi pija, vení a buscarla.
Tuve que gatear unos metros para encontrarla, y cuando lo hice la chupé como si fuera la cosa más rica del mundo. No podía ni quería parar de hacerlo. Luego de un rato siento en la boca otra pija, y la esquivo. Quería sólo la suya, la que me era familiar. Recibí un fuerte cachetazo. – Puta no estás en condiciones de decir que no hoy, está claro? Vas a tomar todo lo que se te de, y vas a agradecer por eso.

Continuará...