Volvieron a verse luego de tanto tiempo, estaban diferentes y casi iguales.
Observaron sus almas a través de sus ojos y empezaron la charla.
Ella de pronto empezó a recordar la violencia que él le despertaba,
dormida durante un tiempo, se destapaba a cada palabra...
Mientras más transparente era él, mientras más la adoraba,
más sádica y despiadada ella se tornaba.
"El que se deja azotar, merece ser azotado"- pensaba.
Y él seguía mirándola con los ojos más tiernos,
con una debilidad absoluta, y una vulnerabilidad infinita.
Así amor y odio crecían por igual medida.
Ella sale corriendo de ahí, antes de hacer algo de lo que pueda arrepentirse.
Él finge no entender lo que pasa (o no entiende nada)
y la acompaña como un lastre a la parada. Se arrastra.
Llega el colectivo, se abrazan.
Para ella es un hasta nunca, para él, hasta mañana.
Cartografías
Hace 4 años
1 comentarios:
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