Reencuentro

20 de abril de 2010
Volvieron a verse luego de tanto tiempo, estaban diferentes y casi iguales.
Observaron sus almas a través de sus ojos y empezaron la charla.

Ella de pronto empezó a recordar la violencia que él le despertaba,
dormida durante un tiempo, se destapaba a cada palabra...
Mientras más transparente era él, mientras más la adoraba,
más sádica y despiadada ella se tornaba.

"El que se deja azotar, merece ser azotado"- pensaba.

Y él seguía mirándola con los ojos más tiernos,
con una debilidad absoluta, y una vulnerabilidad infinita.
Así amor y odio crecían por igual medida.

Ella sale corriendo de ahí, antes de hacer algo de lo que pueda arrepentirse.
Él finge no entender lo que pasa (o no entiende nada)
y la acompaña como un lastre a la parada. Se arrastra.

Llega el colectivo, se abrazan.

Para ella es un hasta nunca, para él, hasta mañana.