– Pero… ¿cómo puedes tratar de ese modo a una mujer tan guapa?
– Examínala bien -replicó, guiñando divertidamente los ojos-, si la hubiese halagado, me habría puesto la soga al cuello, pero como la educo con el látigo, me adora.
– ¡Pero eso es absurdo!
– ¿Absurdo? Así es como hay que domar a las hembras. La frase de Goethe, “tienes que ser martillo o yunque”, a nada se aplica mejor que a las relaciones entre el varón y la hembra.
Extraído y resumido de "La Venus de las Pieles", de Leopold Von Sacher-Masoch
Cartografías
Hace 4 años
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