Luz

12 de julio de 2010
Me llevas lentamente hasta donde me querés, y si bien yo me voy dando cuenta de tus intenciones no puedo hacer otra cosa que seguirte el juego. Eso es maestría, cuando te das cuenta de lo que el otro va a hacer, pero no podés hacer nada para evitarlo. Llegamos a tu espacio, ordenado, prolijo. Me seguís hablando hasta que te das cuenta de que ya estoy en tu red, sólo resta que claves tus colmillos en mi cuello. Y es exactamente lo que hacés. Mi coraza tiembla, y mis piernas, todo mi orden inmutable ya no tiene razón de ser en este espacio, se desarma mi rodete apretado dejando caer el largo cabello oscuro sobre mi espalda, se resbala toda mi ropa hasta desparramarse en el piso, excepto mis tacos, ellos siempre van conmigo. Ya estoy desnuda y vos aun traés el abrigo. Por un segundo contenemos la respiración y detenemos el movimiento, es la calma antes de la tormenta. Me das vuelta, quedo de espaldas a vos con la cara contra la pared y mi culo parado, con una mano me llevás las dos muñecas sobre mi cabeza y con la otra me tocás entre mis piernas, con violencia. Escuchás mis gemidos, frotás mi clítoris y me cojés con un dedo, empapado de mí. Aún queda algo de mi soberbia, en mis tacos, en mi porte, pero vos seguís empeñado en quebrarme, en dejarme echada en la cama sin fuerzas para mis protocolos, sin razón para ser correcta. Camino unos pasos hasta la cama, ves mis pasos contenidos, equilibrados sobre esos interminables tacos de metal. Te enfurece al punto de empujarme con furia y empezar a cojerme sin medida. Yo me voy perdiendo… cada vez más, siento que ya no soy dueña de mí, ya no puedo controlar mis acciones, me entrego a tu pija, a tu mente morbosa, no me queda otra opción que rendirme a vos. Estoy, de nuevo, exactamente donde me querés. Deshecha en tu cama, enredada en tus sábanas blancas. Cuando pensé que todo había terminado, te sentás a mi lado y con dulzura me sacás los tacos. Triunfante. Sin esfuerzo. Con la confianza y la seguridad de quien ya ganó la batalla. Te miro y se que te amo, en ese mismo momento, se que te amo.

Uno no va hacia el amor, uno cae en el amor. Y para caer en el amor tenemos que enfrentarnos al vacío, tomar coraje y dejarnos caer.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Me calentaste, asi empezaste.

Y terminás con esa entrega dulce. Qué linda entrada...

Espérame en Siberia dijo...

El amor invade.

Druida de noche dijo...

eXacto, la sensualidad es el camino, el amor la caida..

beso
druida

Amor primario dijo...

Simplemente hermoso y cierto. A veces es ta lindo caerse ahí adentro...