Me desperté en su cama, contenta. La perra corría por todo el departamento, buscando que le juegen. Hice mi ritual del mate, como todas las mañanas, esta vez interrumpido por sexo. "Date vuelta putita", me dijo. Obedecí, como no puede ser de otra forma. Se puso atrás de mí, me abrió y entró de una. No se si él sabe cómo me gusta que me agarre así, sin vueltas. "En el próximo partido que juegue racing, vos vas a estar aca, desnuda, haciendo de mesa durante las dos horas que dure el partido, entendiste?". Apenas podía responder de la calentura. En esos momentos trato de dejar mi mente fuera del juego. Sin juicios, sin preconceptos, sin razón. Me siguió cojiendo un rato, diciéndome cosas exquisitas al oído. Luego se tiró en la cama, señal de que me toca subirme a su pija. -Que anatomías compatibles - pienso. Cómo me gusta tu pija...
Acabé cuatro veces creo, cuando él acabó volví a mí. Estaba ahí. Quería estar ahí para siempre, pero el mate esperaba... y para siempre es mucho tiempo.
Cartografías
Hace 4 años
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