Dueña de un corazón, tan cinco estrellas, que hasta el hijo de un Dios, una vez que la vio,
se fue con ella.Y nunca le cobró, la Magdalena.
Si estás más solo que la luna, déjate convencer, brindando a mi salud, con una que yo me sé.
Y, cuando suban las bebidas, el doble de lo que te pida dale por sus favores, que, en casa de María de Magdala, las malas compañías son las mejores.
Si llevas grasa en la guantera un alma que perder, aparca, junto a sus caderas de leche y miel.
Entre dos curvas redentoras la más prohibida de las frutas te espera hasta la aurora,
la más señora de todas las putas, la más puta de todas las señoras.
Con ese corazón, tan cinco estrellas, que, hasta el hijo de un Dios, una vez que la vio, se fue con ella,
Y nunca le cobró, la Magdalena.
Una canción para la Magdalena - Joaquín Sabina.
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