Milonga VII

25 de enero de 2012
¿Es posible enamorarme y perder la cabeza durante los tres minutos que dura nuestro abrazo? Tu movimiento, minúsculo, casi imperceptible, se lee gigante por mi cuerpo. Tu respiración es una tormenta, y cada insinuación es una declaración eterna.

Entre abrazo y abrazo nos reímos, porque lo que vivimos parece de otro universo. ¿Seguimos aca en la tierra? Por un momento parece que si, pero al regresar el fino hilo del violín elevamos vuelo hacia lo inconmensurable. El piano nos cuenta chistes, el bandoneón nos abre el pecho, la voz del cantante nos toca el alma. Inhalo y el mundo se detiene, exhalo... y vuelvo a ser.

Incansables, se unen nuestros corazones en el latido que marca la música. Y bailamos durante horas, comprobando una vez mas, que el tiempo es ilusión.

Al final nos abrazamos, desconcertados, porque no vamos a volver a vernos hasta quien sabe cuando... días, meses, años. Son las reglas del juego. No hay apego, no hay más deseo que ese momento. Nuestras miradas se cruzan, por última vez, y se cuentan cosas que ni nosotros sabemos.

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