44

27 de mayo de 2011
De pronto me empecé a calentar, de la nada. De manera completamente inexplicable. Empecé a pensar cosas, y a estar cada vez mas caliente. Me frotaba, me rozaba, pero no era suficiente.
No dude, ni bien me bajé del 44, en entrar al primer bar que vi.  De forma cortés, como es característico en un dama, pregunté si era posible usar el baño. Con gentileza el señor de la barra me indicó el camino. Supongo que no se imaginaba cual era mi urgencia.
Por suerte estaba vacío, aunque de haber alguien, no hubiera impedido lo que ya estaba decidida a hacer. Trabé la puerta, dejé la cartera en el piso y me desabroché el jean. Me senté y empecé a tocarme. Noté lo masculino de la situación. No pensé en nada ni en nadie, sólo necesitaba agotar esa calentura que de forma inexplicable se estaba apoderando de mí. Acabé finalmente en algún bar de Belgrano, ni siquiera recuerdo cual era.
Me arreglé nuevamente, agradecí al hombre de la barra y seguí mi camino.

2 comentarios:

L dijo...

no tenia cartelito de "el baño es para uso exclusivo de los clientes" ???

Fuera de broma, MUY bueno el relato, el ritmo que lleva.
Abrazo buen finde

Anónimo dijo...

Me gusta, siento muy propia esta historia. Me pasó de sentirme así, tan caliente, de forma tan inexplicable, que no me quedó más remedio que detener todo lo que estaba haciendo y pajearme hasta agotar la calentura.

Un tonto ese hombre que no supo darse cuenta de cuál era el motivo por el que querías usar el baño. En su lugar yo te hubiera acompañado